Fórmula de las ecuaciones de 2º grado

La resolución de ecuaciones de 2º grado fue encontrada, de manera independiente, por los matemáticos de la antigüedad en diversos lugares del mundo: Babilonia, China, India, Grecia.

Aquí os pongo un ejemplo que hemos visto en clase (a la derecha) y los mismos pasos que habría que dar para obtener la fórmula (a la izquierda; para los de 2º es muy duro; los de 3º deberíais ir pudiendo con ello):

Fórmula de las ecuaciones de segundo grado

Se atribuye a Einstein la siguiente frase (aunque no es verdad que la dijera):

Esa será la prueba de que lo hayáis entendido. ¡A por vuestras abuelas, que no se os escapen!


Por cierto recordad cómo siguió la película:

- en el Renacimiento se dedujeron formulas para las ecuaciones de 3º y 4º grado,

- trescientos años después, Abel y, de forma más completa, Galois, demostraron que no existe una fórmula general para resolver todas las ecuaciones de 5º grado y superiores.

Ansiedad

¿Sabéis cuál es la mejor forma de prevenir el nerviosismo y la ansiedad antes de un examen de matemáticas? PREPARARLO BIEN.

Es verdad que, incluso así, yendo bien preparado, un examen de matemáticas siempre genera incertidumbre previa (¿lo haré bien o cometeré errores?) e instantes de tensión (como cuando, por ejemplo, te atascas en un ejercicio que estás seguro que sabes hacer y en ese momento no te sale).

Yo suspendí varios exámenes de matemáticas en el instituto. ¿Y sabéis cuál es uno de los peores recuerdos de mi vida? Un examen de “Lenguajes formales y Teoría de autómatas” en el último año de la Universidad. Me encantaba la asignatura, iba sobrado y fantasmeé el día anterior: “no firmo un 9’9”, dije a todo aquel que quisiera escucharme. Empecé con mal pie, me puse nervioso, pasé tres horas espantosas y todavía me duele recordar que saqué un 7.

¿Cómo combatir ese miedo, esa inseguridad que a algunos os puede atenazar? Yo os daría dos consejos:

1) Asumir que entra dentro de la normalidad que los exámenes de matemáticas le pongan a uno nervioso, en el previo y durante los mismos. Aprender a convivir con ello y trabajar para, cuando ocurra, apretar los dientes y seguir adelante.

2) Preguntarse, ¿qué va a pasar si hago mal un examen de matemáticas en el instituto? Os lo digo yo: N-A-D-A. Y dado que esta pregunta sobra, os la cambio por otra: ¿qué tengo que hacer? Ir a casa y repasar los fallos para adquirir más conocimiento, más dominio y más seguridad. Y preguntarle las dudas pendientes al profesor.

A veces os he dicho que al que se me ponga nervioso en un examen (y/o me llore durante el mismo) se lo voy a quitar y le voy a poner un 0. No creo que me atreva (aunque os prometo que hablo en serio si os digo que creo que esta medida podría funcionar y os ayudaría -no estoy 100% seguro y por eso no me meto en semejante berenjenal-), pero desde luego, ¡NO TENGO NINGUNA INTENCIÓN DE PONERME A DAROS ABRAZOS ANTES DE LOS EXÁMENES! 😉

3º de ESO: examen de operaciones algebraicas

Mañana lo recojo:

Examen

2º de ESO: examen de operaciones algebraicas

La receta habitual:

- Hacéis el examen este mismo viernes o mañana sábado (50 minutos):

Examen

- Cogéis un boli rojo, os convertís en profesores, lo corregís (a bien o mal; fijándoos en lo que habéis hecho mal) y os ponéis nota:

Solución

Los recojo el lunes (sí, el martes en A, ¡cansinos!).