Hasta esta misma mañana estaba convencido al 100% de que iba a estar en el Valle del Oja unos cuantos años. Es más, muchas veces estos dos últimos cursos he fantaseado -placenteramente- con jubilarme ahí (¡y comprarme un piso en Santo Domingo!).
La decisión es mía: podría quedarme. No lo voy a explicar: no puedo quedarme.
Por motivos que no vienen al caso (y frente a los que vosotros habéis sido el cable salvador al que me he agarrado), lo he pasado muy mal los últimos meses desde el punto de vista profesional. No sois conscientes de lo que me habéis ayudado.
Que conste que el próximo curso mi idea era darnos un respiro mutuo (al menos a la mayoría) porque quería encargarme de las mates aplicadas de 3º (y eso me iba a impedir dar las académicas -son como Religión y Valores, van a la vez-).
Por supuesto, os iba a durar poco el respiro, mi intención era volveros a
cazar en 4º y bachillerato.
El año que viene vais a tener unos profesores de matemáticas fantásticos: por favor,
hacedlos disfrutar tanto como me habéis hecho disfrutar a mí.
Mientras os apetezca (vamos, que Leire S. no me diga: "no vengas más, cansoooooooo"), en mi agenda anual habrá una visita a Santo Domingo (a ver si organizamos con Laura ese partido de baloncesto que tenemos pendiente).
Os quiero.